lunes, 20 de diciembre de 2010

Como agua para chocolate

"Mi abuela tenía una teoría muy interesante; decía que todos nacemos con una caja de fósforos adentro, pero que no podemos encenderlos solos. Necesitamos la ayuda del oxígeno y una vela.
En este caso el oxígeno, por ejemplo, vendría del aliento de la persona que amamos; la vela podría ser cualquier tipo de comida, música, caricia, palabra o sonido que engendre la explosión que encenderá uno de los fósforos.
Por un momento, nos deslumbra una emoción intensa. Una tibieza placentera crece dentro de nosotros, desvaneciéndose a medida que pasa el tiempo, hasta que llega una nueva explosión a revivirla.
Cada persona tiene que descubrir qué disparará esas explosiones para poder vivir, puesto que la combustión que ocurre cuando uno de los fósforos se enciende es lo que nutre al alma. Ese fuego, en resumen, es su alimento. Si uno no averigua a tiempo qué cosa inicia esas explosiones, la caja de fósforos se humedece y ni uno solo de los fósforos se encenderá nunca”.


jueves, 16 de diciembre de 2010

Rayuela

Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí, para dibujarla con mi mano en tu cara, y que por un azar que no busco comprender, coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.

Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca, y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y los ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con perfume viejo y un silencio.

Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos, el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo de aliento, esa instantánea muerte es bella.
Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua.

martes, 14 de diciembre de 2010

¿Y cómo lo sabes?

No es muy difícil adivinarlo.
Cada vez que pienso en él, aparece ese dulce cosquilleo en el estómago acompañado de una sutil sonrisa. Si me toca, mi corazón se acelera; si me habla, me saca una sonrisa y si me mira, mis rodillas tiemblan. Y también lo sé, por que cuando escucho mi móvil sonar sólo deseo que sea él.
Y me encanta cuando aparece con esa sonrisa, como si todo fuera posible; cuando me mira aunque diga que no lo hacia y hasta cuando se pone celoso.
Por que sé que sólo quiero respirar su aliento, quiero besarle hasta que me sobre la piel, pero sobre todo por que no quiero que corra el tiempo cuando lo tengo a mi lado.

Lo sé por que apareció de repente, sin más.

jueves, 2 de diciembre de 2010

6470818661

En este momento hay seis mil cuatrocientos setenta millones ochocientas dieciocho mil seiscientas setenta y una personas en el mundo.
Algunas corren asustadas.
Otras vuelven a casa.
Algunas dicen mentiras para llegar al final del día.
Otras simplemente están enfrentándose a la verdad.
Algunos son hombres malvados en guerra con los buenos.
Y algunos son buenos, luchando con los malvados.

Seis mil millones de personas en el mundo. Seis mil millones de almas. Y a veces… todo lo que necesitas es una.